Pálida, con cara de cera
inmóvil
estática
y sorprendida,
caí de un golpe
de un tumbazo arrollador.
Hago gemir mis entrañas
con la lluvia,
terremoto sacudiendo el corazón.
Recopilando los momentos,
cada instante de mi ser,
aparecen mis queridos.
Sombras blancas,
palomitas,
dejando mensajes en mi cielo,
y los leo
ya que veo,
que son para mi.
Ya no volveré a quererte.
Ya no pisare tu tierra.
Ya no seré más infiel.
Ni maldecida.
No he tenido mas remedio,
ya me he ido, mi querido.